La revisión de requisitos para admitir competidores y el control del público en la ruta para evitar accidentes serán algunas variantes.
Después de superar una edición 2016 que tuvo varios problemas organizativos con las deserción de último momento de Perú y la confección en apenas un mes y medio de un nuevo trazado, la caravana del Dakar abandona Sudamérica con la promesa de regresar con una propuesta remozada y revitalizadora para 2017.
La baja por primera vez de la cantidad de inscritos, los problemas para definir un recorrido que tuvo poco de novedoso, los inconvenientes climáticos con el fenómeno de El Niño y los recortes de etapas que derivaron en reducir cerca del 80 por ciento los especiales cronometrados en las cuatro categorías son algunas de las cuestiones que Etienne Lavigne se lleva en su cuenta del debe.
La revisión de los requisitos para competir en el Dakar, tras el accidente del Mini conducido por la china Guo Meiling en el prólogo de Arrecifes, el control de la euforia del público sudamericano a lo largo del recorrido para evitar accidentes y las protestas de ecologistas también figuran en los puntos a tener en cuenta por parte de la organizadora ASO para el regreso el año próximo.
Del otro lado de la balanza, en el haber este Dakar arrojó la irrupción de una nueva camada de pilotos en motos que tuvo como mayor exponente al vencedor Toby Price (KTM), el salto de calidad de Peugeot que le permitió a Stephane Peterhansel conquistar su duodécima corona y agigantar su mito y la ratificación de que el público argentino y boliviano mantiene viva la devoción por el Dakar.
A nivel deportivo, de los 347 vehículos que superaron las evaluaciones técnicas y administrativas arribaron a meta en Rosario 214, lo que implica un 61.6 por ciento de participantes que cumplieron las 13 etapas.
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