viernes, 15 de enero de 2016

Historia: Thierry Sabine, visionario piloto francés del Dakar



Muy pocos aficionados se acordarán de un hecho histórico, la desaparición de Thierry Sabine, el visionario piloto francés que ideó la mitíca prueba convertida hoy en una leyenda, la última aventura capaz de ser vivida por todos.

“Lo peor ha sucedido”. Este escueto mensaje de radio advirtió al campamento del Dakar del grave accidente de helicóptero que el 14 de enero de 1986 acabó con la vida de Thierry Sabine, y sus cinco acompañantes. Sabine estaba intentando reagrupar la carrera en medio de una tormenta de arena, llevando a los participantes hacia un vivan de emergencia

Sin visibilidad apenas, el aparato volaba bajo, oriéntadose por las luces de los coches que se dirigían hacia el vivac cuando chocó contra una duna de apenas 20 metros de altura y estalló. Era muy cerca de un lugar que apenas es un puntito en las cartas saharianas más detalladas: Gourma Rharous, no lejos de Tombouctou, la ciudad de los ladrones –y de Panchita, la criada del Dr. Cataplasma para los muy veteranos que leían el TBO– en Malí

En el aparato, además de Thierry, viajaban el cantante Daniel Balavoine, que tras correr un Dakar aprovechaba la prueba para diversas acciones humanitarias; la periodista Natalie Odent y los piloto y copiloto del aparato, François-Xavier Bagnoud y Jean Paul le Fur.

Aquella noche murió un hombre, un organizador, un visionario de lo que era unir marketing y deporte, para crear la última aventura capaz de hacer soñar a todo el mundo del motor.



Thierry, el profeta

Enfundado en su impecable mono blanco, la palabra de Thierry era verdad inmutable; sus instrucciones, sugerencias o consejos, una orden que ninguno de los participantes se atrevía siquiera a dudar. Y si algún participante se quejaba de la dureza de la prueba, él lo tenía muy claro: “Al Dakar se viene a sufrir”.

Thierry Sabine, dando la salida de la prueba en ParísThierry Sabine, dando la salida de la prueba en París

Dicen que Sabine ideó el Dakar como fruto de un delirio casi mortal. Hijo de un acaudalado dentista, Thierry fue piloto en su juventud. Era habitual del campeonato de Francia de rallies con un Porsche y llegó a ser campeón de Francia de Circuitos, a la par que sentía pasión por la aventura y se apunto, a lomos de una Yamaha XT500, en el Rally Abidjan-Niza en enero de 1978 que organizaba Jean Claude Bertrand.

Thierry se perdió en el desierto libio y su moto se averió. Durante dos días estuvo solo en el desierto, sin agua ni víveres; dicen que llegó a chupar piedras para seguir salivando, que se había despojado de todo, incluso las botas y abandonado la moto. Ya estaba al borde de la deshidratación cuando un avión pilotado por Jean Michel Siné, que Bertrand había enviando en un último y desesperado reconocimiento aéreo antes de abandonar la búsqueda, lo halló al borde de la deshidratación.

Del dolor y la desorientación a las primeras indicaciones de Patrick Verdoit, la mano derecha de Sabine: “Vamos a reagruparnos en Bamako y allí decidiremos. Pero estoy seguro que el 22 de enero estaremos en Dakar como estaba previsto”. Tras una jornada de descanso y recuperación, el Dakar prosiguió en memoria de su fundador.

Curiosamente Thierry había anunciado que esta edición tenía un lema: ‘Dakar 86, Dakar du coeur’. Fue la primera en la que la organización se implicó en obras sociales sobre todo en el Sahel.

Los restos de Thierry reposan en pleno Ténéré, el desiertode los desiertos (Ténéré, en touareg, significa desierto) que escenificaba lo más difícil del Dakar. Su padre, Gilbert, decidió continuar la fantástica aventura, confiando en René Metge, uno de los pilotos franceses de mayor prestigio y habitual participante de la carrera.



Thierry ya había pensado en Sudamérica

De hecho, estaba colaborando con Bertrand para poner en marcha un gran rally en América del Sur, como parte de un proyecto de grandes rallies en los cinco continentes. Pero dificultades en América del Sur pero las dificultades eran muchas y Bertrand desistió.


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