lunes, 11 de enero de 2016

Así se vivió un día de locura en el vivac de Salta

Modelos, mecánicos, churrasco, música y muchos pilotos relajados, que van y vienen en todas las direcciones, así se vivió este domingo en el vivac, instalado en el Centro de Convenciones de Salta (sur de la ciudad). El campamento es de 'locura' dentro y fuera del mismo. En el sector abierto para el público la gente se aglomera a la tarima principal para ver un espectáculo gratuito.

Adentro, las máquinas desmanteladas con uno o varios mecánicos metiéndoles mano se lo ve tan natural como al polaco Rafal Sonik, casi en pelotas, (en ropa interior) charlando con sus amigos. Al último campeón de cuadriciclos no parece preocuparle, como la gente pasa, se ríe y continúa caminado cerca de él.

En el sector del comedor encontramos a Delio Velásquez, caminando solo como si estuviera por la plaza de su natal Tarija. Minutos después apareció Fortunato Maldonado con parte de su equipo. Comió un poco de ensalada y un helado para luego dialogar con Diez.bo. "Espero vencer la etapa 8, dicen que es complicada'', afirmó el potosino, mientras tomaba un sorbo de su helado.

Más agitado por fuera se lo notó a Wálter Nosiglia. No era para menos terminaba de pagar cinco penalizaciones (500 dólares cada una). ''Lo más complicado hasta ahora del Dakar es perder tiempo y plata", dice sonriendo antes de marcharse del lugar rumbo de la plaza de Salta donde los residentes bolivianos prepararon un acto en honor a ellos.

El ajetreo también se lo vive en las alturas. Un helicóptero merodeaba por todo el campamento, que luce lleno de carpas de todos los colores. Para completar el día de locura un hombre hace sonar la bocina de su carrito picolecero. La seguridad, al percatarse de la presencia del vendedor vino y lo sacó de inmediato. Nadie supo como burló la vigilancia.

En otro extremo del campamento la seriedad de Sebastián Loeb contrastaba con el buen ánimo de Stéphane Peterhansel y de Cyril Despres. Estos últimos compartieron un churrasco con otros pilotos. Escuchaban música electrónica y de vez en cuando a Despres se le salía un pasito. Fue un día de relax total en una jornada de descanso para los pilotos y de mucho trabajo para los mecánicos.
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