Miles de aficionados se apostaron a los costados de las carreteras, calles y avenidas de las ciudades que separan a Rosario y Villa Carlos Paz (norte argentino). Tocar el vehículo con las manos era suficiente para quedar felices después de tanta espera. “La suspensión nos da la oportunidad de ver de cerca a los pilotos”, aseguró Luis Cabrera en la ciudad de Alta Gracia.
Como Cabrera, muchos ciudadanos vieron con buenos ojos el perjuicio que causó la naturaleza a esta primera etapa, que se suspendió a causa de la lluvia, que dejó los ríos con mucha agua, imposible para las máquinas en esta octava edición desde que el Dakar se trasladó desde África en 2009.
Entre los pilotos bolivianos que fueron alagados por los fanáticos fue Marco Bulacia, que se robó los aplausos en la rotonda de la ruta 7 y 5 al ingreso a Alta Gracia. También pasaron admirados, Wálter Nosiglia, Leonardo Martínez y Juan Carlos Salvatierra. Este último el más conocido a lo largo de la ruta.
La carrera continúa este lunes con la disputa de la segunda etapa entre Villa Carlos Paz y Termas de Río Hondo.
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