jueves, 25 de enero de 2018

Erick Rojas, el ‘cochala’ de 70 años que corre ‘su’ Dakar



El cochabambino Erick Rojas llegó por quinto año consecutivo a la meta del Dakar, una travesía que comenzó en 2014, aunque no lo hace como piloto de competencia.

El valluno de 70 años es extransportista y ahorra todo un año con tal de pagar sus gastos para seguir esta competencia internacional.

“En lo que más gasto es en gasolina para mi carro, porque comida me traigo desde mi llajta. Me he traído tostado, mote, charque, matahambre y coca. Pijchando me voy por toda la ruta, y en lo que voy en Argentina no he comido nada de un restaurante. Si se trata de hoteles, mi cama es mi coche”, contó.

Sus dos hijos le esperan en Cochabamba, además de su nieta quien le llama “oyesito”. Rojas extraña a su familia; pero, no puede negar que estar en el rally vale el sacrificio de alejarse de su hogar para tener recuerdos que nadie le quitará.

“Cada vez que llego a Bolivia cuento a mi nieta todo lo que viví y también a mi hijo e hija. Ella me riñe, me dice que soy un obstinado, a veces me jala la oreja por preocuparlos, pero lo vale”, afirmó.

Don Erick nació en Punata, pero se fue a vivir al valle, donde tiene varios amigos y aprendió a querer el deporte tuerca.

“Soy un aventurero, me gustan los fierros y lo inesperado. Este año, cuando ingresé a Argentina no tenía dinero ni gasolina suficiente para llegar a mi destino, y aun así continué; más bien al llegar acá, me encontré con Danny Nogales y él me ayudó a cambiar los bolivianos que tenía en la billetera”, comentó.

La relación con Nogales no es casual. Rojas sigue el Dakar desde que el mismo ingresó a Bolivia; sin embargo, tuvo mayor razón para estar en esta carrera desde que el “piloto del pueblo” debutó en el desafío.

Don Erick al frente del volante de su vehículo, el que utiliza para seguir la carrera del Dakar. Foto: E. Callizaya

“Cuando él comenzó yo encontré otra razón para estar en el Dakar. Me gusta esta carrera y cuando supe que él competiría tomé mis cosas y me salí de casa, y he seguido el Dakar etapa por etapa, siempre yendo detrás de los autos. He visto toda la competencia y he llegado al final”, afirmó.

El abandono de Nogales, en la segunda fase del rally 2018, por una falla mecánica, fue un duro golpe para Rojas, quien estuvo al lado del piloto. No obstante, ya en Perú, don Erick continuó su travesía y llegó a Córdoba.

“Tiene sus ventajas seguir el Dakar porque la gente te saluda, a uno le dan la mano, le dan encargos para Danny, porque correr solo, como lo hace Nogales, no es lo mismo. Por eso la gente me saluda y yo me presento como su apoyo externo. ¿Dónde no hay un cochabambino? En todo lado y por eso las personas me encargan el cuidado de nuestro único cochabambino en el Dakar”, aseguró.

Uno de sus recuerdos más grandes es cuando, en 2017, un niño le dio una bandera de papel para que le entregue a Nogales. “Recuerdo que el pequeño estaba descalzo, se me acercó y me preguntó si yo era el hermano de Danny. Le respondí que sí y me dijo: ‘Dale esto a Danny y dile que no abandone’. A cambio yo le entregué una bandera grande del país. Fue algo único y que solo lo vives en el rally”, recordó.

El Dakar 2018 llegó a su final y Rojas emprendió el retorno al país, en un viaje que por lo menos le tomará tres días. A pesar de que será un viaje largo, ya piensa en volver a ahorrar para seguir la competencia en 2019.

“Voy como colita detrás de los coches y me gusta. Si Dios quiere y me da fuerzas para ir al Dakar el próximo año, con seguridad voy a ir”.

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