Durante algunos días, Laia Sanz decidió refugiarse en la altura de los Pirineos. Colgó una mochila de su espalda y posó sus ilusiones sobre dos esquís, pensando en el Dakar.
Alejada de la rutina del gimnasio y del ruido de motores que en las últimas semanas resuena en las dunas marroquíes, la española ultimó su preparación física en la alta montaña. “Sé la sensación con la que llegas a los últimos días, conozco la carrera y creo que llego mucho mejor preparada”, señaló.
“He entrenado muy bien. He hecho un trabajo constante durante todo el año, he acumulado muchas horas de moto, de buenos entrenamientos y creo que eso se va a notar”, añadió.
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