lunes, 7 de enero de 2019

El triste final del convidado de piedra

El convidado de piedra o el burlador de Sevilla es una obra de teatro del 1600 escrita por Tirso de Molina, pero las conductas o mejor dicho las inconductas humanas, la incorporan a la escena diaria con más asiduidad de lo pensado.

Definimos al boliviano Juan Carlos Salvatierra en esa calidad, luego de repasar justamente lo acontecido hace justo un año, en la edición precedente.

El holandés Kees Koolen -responsable de la fabricación de los cuatriciclos Barren Racer- (foto) multiplicaba su imagen en las primeras planas deportivas del mundo, luego de denunciar a Carlos Sainz de haberlo embestido sin detenerse durante el transcurso de una especial.

El español no admitió el relato de Kooles pero fue penalizado y el holandés -multimillonario con intereses también en la escuadra Overdrive que desarrolla Toyota- amenazó con participar a sus mejores abogados para zanjar la cuestión que produjo su retiro en la jornada maratón de la 7ma.etapa.

Este argumento aparece como fundamental en nuestra visión de los hechos que tiene a Salvatierra como usuario de uno de esos cuatriciclos, aprobados por la Fim tanto como para ganar el título mundial 2017, con presencia en la Dakar y también en la Dakar Series Sudamericana. No poco ridículo aparece el fundamento de una queja elevada por otros pilotos de la categoría que poco tienen que ver y entienden, de un acto burocrático como el que se enarbola para prohibir al boliviano el uso del Barren.

Ni siquiera interesa conocer quienes se han opuesto a ello. Queda claro sí, que el espíritu deportivo tan remanido hace mucho parece haberse extinguido, casi tanto como la maratón por tierras de Sudamérica.

La organización francesa que recibió y aceptó en tiempo y forma la inscripción del piloto boliviano en abril pasado, notificó en octubre -según aseverán desde Aso- el impedimento de usar el cuatriciclo holandés, por cuanto no era considerado un vehículo de producción sino de construído por pedido.

En todo caso, la cuestión debió dirimirse entre esas dos partes y no afectar a un tercero -el convidado de piedra- a quien como supuesta solución, habilitan para correr con otra marca a 24 horas del inicio y con la consiguiente especulación económica que se manifiesta en estos casos.

Ni siquiera como mochilero de Walter Nosiglia fue admitida la presencia de Salvatierra en la Dakar, que a nuestro modo de ver en 2020 necesitará a Bolivia en su ruta y seguramente no pocos recordarán esta injusta definición aunque “el amigo” Juan Carlos sea bienvenido a la edición que no correrá.

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