martes, 28 de mayo de 2013

El Dakar y la arqueología



El rally Dakar es una competición en la que automóviles, motos, cuatrimotos y camiones se lanzan a campo traviesa por zonas arenosas, de roca, barro y vegetación, arrasando prácticamente con lo que se pone a su paso.

Y eso precisamente es lo que sucedió en una anterior versión del Dakar, luego de la cual arqueólogos chilenos constataron que se había destruido invalorable patrimonio cultural.

Ello hizo que el Colegio de Arqueólogos de Chile se hiciera parte del recurso de protección que interpusieran en la Corte de Apelaciones un ecologista y la Fundación Patrimonio Nuestro, en contra de la versión 2014 del Dakar que tenía que pasar por Chile, gracias a lo cual ya no se correrá en ese país.

Con antelación, los arqueólogos peruanos habían tomado similar iniciativa, pero entiendo que al menos se ha de amortiguar el impacto arqueológico en ese país.

Una amiga chilena, la antropóloga física Tamara Pardo, me comenta que los arqueólogos de su país hicieron un recorrido por el tramo en que se iba a correr, pero los organizadores cambiaron la ruta a último momento temiendo que se filtrara información ,y por tanto, la prospección no sirvió de nada.

Bolivia no estaba inicialmente incluida en el recorrido, pero curiosamente abrió muy alegremente sus puertas a esta competición que, dicho sea de paso, es totalmente elitista (pues participar en ella cuesta arriba de los 30 mil euros) y contraria por tanto, a los ideales socialistas que dice enarbolar el gobierno actual.

Se ha dicho en las últimas horas, además, que no pasaría por Tupiza, ni por Uyuni y tampoco por Villazón, poblaciones que se estaban “afilando” por las jugosas ganancias que les dejaría el turismo. El Gobierno había declarado al evento nada menos que “prioridad nacional”, invirtiendo 18,5 millones de bolivianos para que la competencia apenas pase por la cordillera de Lípez hasta llegar a Uyuni entre el 12 y 13 de enero.

¿En qué se han invertido, o se invertirán, esos 18,5 millones de bolivianos? Creo que no se ha explicitado suficientemente. Con esa cifra, sin embargo, muchos sitios arqueológicos que en nuestro territorio están en peligro de desaparecer, podrían al menos conservarse. Me he lamentado, en otras oportunidades, por el mal estado de conservación de cientos de sitios, incluyendo los más importantes que tiene Bolivia, como los Monumentos Nacionales, que están echados al olvido pues a los anteriores gobiernos no les interesó, y menos a éste. Sin embargo, son los vestigios de nuestros antepasados, y por tanto, nuestra historia.

Volviendo al Dakar, lo peor es que, para variar, no se ha hecho ningún estudio de impacto ambiental, y menos de impacto arqueológico. En la anterior versión, 207 sitios arqueológicos fueron impactados en Chile. No sabemos cuántos podrán impactarse en nuestro territorio bajo el entusiasta impulso del propio Ministerio de Culturas, algo paradójico.


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