Antes de enfilar hacia Pisco, final de la primera etapa de esta competencia considerada la más peligrosa y exigente del mundo, el piloto de 56 años y una de las esperanzas bolivianas de podio, afirmó que está mejor preparado que en las anteriores versiones para hacer una buena carrera y superar el tercer lugar que consiguió en 2015.
"No lo puedo creer, estamos listos para partir muy felices y contentos", remarcó emocionado y aseguró "que está mejor que nunca" para cubrir los 9.000 kilómetros del recorrido por los exigentes caminos de Perú, Bolivia y Argentina.
"Vamos a tratar de hacer una tremenda carrera. Esperamos un gran Dakar", subrayó antes de salir de la rampa de partida aplaudido por el público y sobre todo por residentes bolivianos que llegaron a Pentagonito, un exclusivo barrio de Lima.
Horas antes reconoció que lo más duro de la prueba será el trayecto sobre las dunas en Perú y en territorio argentino, donde habrá etapas con una sensación térmica de más de 45 grados centígrados.
También dijo que le preocupa la navegación, porque la ASO quiere que el Dakar vuelva a ser la competencia más dura y peligrosa del mundo, aunque para eso deba complicar la navegación para los pilotos.
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