“Antes de la salida de la carrera, no se podía dar nada por sentado. Había una gran carrera interna y, en total, siete u ocho pilotos capaces de ganar.
A mitad de carrera ya solo éramos cuatro y en la última semana se resumió a un duelo con Sébastien, un duelo de alta tensión y a una gran velocidad”, dijo Peterhansel.
“Nos enfrentábamos a un campeón muy rápido, que sabe gestionar las carreras a la cabeza y que no se deja impresionar. Ayer la diferencia la marcó un pinchazo y, probablemente, es lo que sentenció la victoria del Dakar. Mi táctica era obligarlo a correr al máximo de sus capacidades, así se expondría a cometer errores, y eso es lo que pasó. No fue una casualidad”, concluyó.
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