Tras la puesta a punto en los talleres del preparador belga, el Escarabajo ha recibido el nombre de guerra de DunBee, contracción proveniente de las palabras Dunes (dunas) y de Beetle (escarabajo).
Y en este retorno de Henrard, el desafío técnico es de tal calibre que de nada servía meterle prisa para que presentara su nueva joya en el Dakar: “El DunBee se ha estrenado en la Africa Race, porque no resultaba apto para el Dakar sudamericano los primeros años.
Ahora, el vehículo ha madurado y también ha evolucionado el recorrido. Es un buggy con algo de experiencia, lo que ofrece una serie de garantías en cuanto al rendimiento y la fiabilidad. Además, ahora se tendrá que enfrentar a los mejores del mundo en todoterreno”.
Stéphane Henrard, que ha figurado en tres ocasiones en el Top 10, suele aspirar siempre a figurar entre los mejores. Sin embargo, en esta ocasión su objetivo principal es mostrar el potencial de un buggy accesible, capaz de abrirse un hueco en el Dakar:
“¡Lo primero es terminar la carrera! Sé que este coche pequeño y simpático tiene un buen rendimiento, pero hay otros cincuenta coches capaces de obtener los mismos resultados. Sin embargo, tengo la impresión de que cualquiera se sentiría orgulloso al volante del DunBee.
Nada más verlo, a uno le entran ganas de conducirlo”.
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