Muchos de los focos están puestos sobre el piloto, pero no le preocupa en absoluto. Es algo habitual en su carrera deportiva. “La presión es un poco distinta. El año pasado era por no haber ganado, no podía cometer errores. Y ahora tienes la de haberlo conseguido ya. Todo esto forma parte del juego”, analiza. Nani ya está acostumbrado a todas las sensaciones posibles. Son ya muchos años viviéndolas: “Sentir el estomágo pasado un poco de vueltas, cómo a la comida le cuesta pasar un poco por la adrenalina... todo esto forma parte de nuestra vida”.
El campeón siempre ha afrontado el Dakar, ya sea en África o en Sudamérica, como una profesión. Un trabajo con grandes dosis.
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