miércoles, 4 de enero de 2017

Un día en el vivac: una miniciudad que no duerme

Los campamentos del Rally Dakar no duermen. Desde que comenzó la aventura el trajín es intenso, la gente corre de un lado a otro en procura de cumplir con sus actividades, las que se extienden hasta la madrugada. En el campamento uno, en Resistencia, las labores comenzaron en Año Nuevo, con la gente que se encargó de levantar el vivac.

En el primer día, aproximadamente a las 7:30 (HB) llegaron los buses que transportaron a los periodistas, en medio de los trabajos finales, como la instalación de los baños portátiles y unos retoques a la sala de prensa. Ya estaban armados los sectores de comedores y también un pequeño escenario.

Cerca del mediodía aumentó el movimiento; comenzaron a llegar los carros de auxilio de cada uno de los equipos participantes, junto con ellos arribaron los primeros motociclistas de la clasificación general, todos afectados por los cerca de 46 grados de temperatura que se vivió en la jornada, según afirmaron algunos de los asistentes de la competencia.

Sin pérdida de tiempo, los motociclistas iniciaron con su trabajo de recuperación y otros, la labor de mantenimiento de la máquina. Varios pilotos hicieron el mantenimiento de sus vehículos de forma personal, mientras que de los equipos grandes se encargaron los mecánicos.

En la pequeña ciudad también se incrementó la circulación de motorizados. Muchos de los equipos cuentan con pequeñas motos que les ayudan a circular de un punto a otros y los que no, lo deben hacer a pie e intentar vencer el intenso calor. "¿Qué tal el calor”? era la pregunta de rigor. Incluso los argentinos se lamentaban de la subida de temperatura en la zona del Chaco, mientras los visitantes no paraban de buscar agua o una gaseosa y así clamar la sed y el calor.

"Repartimos cerca de 7.000 botelloncitos de agua; es que el agua es para todos, no podemos restringir su entrega, como pasa con las gaseosas o cerveza”, dijo uno de los encargados del comedor cerca de las 19:00 (HB), mientras metían unos cubos de hielo a un tanque para enfriar el agua que era repartida.

El cansancio y el calor hizo mella en la gente, en especial a los que no cuentan con aire acondicionado, como es el caso de los mecánicos, quienes tienen que trabajar a campo abierto, inflando y alineando llantas, haciendo el mantenimiento de los motores y lavado de los coches.

También hubo vehículos que llegaron rezagados. Varios de esos coches tuvieron percances en la ruta, por lo que el trabajo comenzó mucho más tarde, como fue el caso de Fortunato Maldonado, quien rompió el tren delantero; se tuvo que trabajar por varias horas para poner a punto el motorizado.

Pero el ruido de los motores no para. Pasada la medianoche siguió el movimiento en el vivac.

Cerca de los puntos de campamento se podía escuchar el rugir de los motores, en el momento en que se realizaban las pruebas, luego de las reparaciones que se realizaron a cada uno de ellos. Más de uno se dio un giro al vivac y despertó a quienes descansaban en sus carpas, ya que no hay habitaciones para los seguidores del Dakar.

Llegó la madrugada y el movimiento se intensificó cuando los pilotos de cuadras y motos se fueron al punto de partida, debían realizar un enlace para ponerse nuevamente en carrera.

Luego, el turno fue de los camiones, que largaron más tarde. Periodistas y asistentes de la competencia nuevamente a volar para esperar en el siguiente destino de la competencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario