lunes, 18 de enero de 2016

Patronelli, con agua bendita




El apellido Patronelli es sinónimo de Dakar y de éxito en Argentina, al punto que el año pasado la categoría de cuadriciclos había sentido la ausencia de los dos hermanos. Sin embargo, Marcos (35 años) y Alejandro (37) regresaron en este 2016 para volver a conquistar esta categoría.

Los nacidos en la localidad bonaerense de Las Flores recorrieron cada especial y enlace juntos para poder asistirse y volver a sentir el día a día de esta carrera de aventura única.

Como en 2010 y 2012, los dos Patronelli firmaron el 1-2 en la clasificación general con una ventaja de casi dos horas sobre su más inmediato perseguidor.Ése es el relato de la agencia EFE inmediatamente después de concluida la carrera.

Pero pocos se enteraron de que ambos no estaban solos y que toda su familia fue acreditada como mecánicos para poder acompañarlos dentro del vivac. Su padre Roberto, su madre Mónica y sus hermanos Gabriel, Nello y Clara tuvieron un rol fundamental: custodiar celosamente los cuadriciclos. Tal era su compromiso que le impedían acercarse a las máquinas a cualquier persona ajena a Yamaha, que les prestó la asistencia.

El grupo familiar de los Patronelli incluyó un ritual para alejar las malas vibraciones: todos los días mojaban alrededor de los cuadriciclos con agua bendita a modo de protección antes del inicio de cada etapa.

“El cura de Las Flores nos dio agua bendita, especialmente traída de Jordania. Así que antes de cada etapa, yo la echaba en círculo alrededor del vehículo. Era mi manera de protegerlos”, contó Clara a La Nación, periódico argentino.

Al final —vuelve la agencia española— Marcos sumó su tercera estrella justo por delante de su hermano mayor, que se quedó en dos, para determinar que la “marca Patronelli” se quedó con cinco de las ocho ediciones sudamericanas del Dakar.

“Hemos disfrutado esta vuelta al Dakar y volvemos a festejar con la satisfacción de llegar juntos a la meta. Ahora será tiempo de descansar una semana en la playa de Cariló y luego volver a trabajar”, dijo risueño Marcos, quien tiene junto con toda su familia una fábrica de acoplados y una concesionaria de Yamaha en su pueblo natal bonaerense de Las Flores.

“Me preparé como nunca para este regreso luego de no competir durante tres Dakar. Este segundo puesto es el fruto de mucho trabajo. Siempre es una alegría llegar a la meta con Marcos”, enfatizó el mayor de los Patronelli.

Esta fue la primera vez que la familia decidió acompañar a los pilotos de quads en esta aventura. Alejandro y Marcos fueron en esta ocasión un clan familiar.

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