lunes, 19 de enero de 2015

Herederos de Simón I. Patiño aportaron al Dakar

A la natural inclinación de la condesa Albina Boisrouvray Patiño, nieta del Rey del Estaño, Simón I. Patiño, por el arte y la literatura en particular, se sumó el respaldo a los sueños y anhelos de su hijo François-Xavier Bagnoud de contribuir en la creación y posterior institucionalización del afamado Rally París-Dakar, como se denominó en sus inicios la competencia más singular, extrema y universal donde a cada paso “se respira a muerte”.

El Rally París-Dakar pasó de una inicial cruzada humanitaria por salvar las vidas de unos aventureros que se perdieron en el misterioso como enigmático territorio de Dakar, la capital de Senegal, situada en la Península de Cabo Verde, en la costa atlántica de África, a un suceso deportivo universal que pasó por Bolivia por segundo año consecutivo conmocionando a los amantes de los deportes extremos.

Por todos los antecedentes históricos, se podría afirmar que fue el apoyo moral y material de la condesa Albina Boisrouvray y su familia los que concretaron la iniciativa del creador del Rally París-Dakar, Thierry Sabine, quien murió el 14 de enero de 1986 en las dunas del desierto de Malí junto a otras tres personas, entre ellas el hijo de la denominada “Condesa Roja”.

Albina desde muy joven tuvo inclinaciones por las ideas socialistas, existencialistas y literarias, particularmente del “boom latinoamericano”, de cuyos miembros fue su mecenas. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Julio Cortázar, Plinio Apuleyo y otros afamados creadores, entre los que destacan Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, pensadores, políticos y novelistas franceses, recibieron su generoso aporte para la publicación de libros y la famosa revista Libre.

A todo ello se suma su devoción por el cine, el periodismo y la crítica. Junto a su esposo Bruno Bagnoud, primo del príncipe Alberto de Mónaco, y propietario y fundador de la empresa Valais Aire Glaciares, respaldaron la determinación de su hijo François-Xavier de participar en labores de rescate en las competencias del Rally París-Dakar a bordo de su helicóptero.

Desde 1979, cuando falleció el motociclista Patrick Dodin, han sido 63 personas las que han fallecido durante la disputa de la prueba más dura del planeta. Y uno de ellos fue François-Xavier, como una generosa contribución de vida para que los bolivianos, sin pensarlo, ahora disfruten de la “competencia espectáculo” en sus cuatro categorías: automóviles, camiones, motocicletas y cuadriciclos que hicieron vibrar a los espectadores y temblar la tierra a su paso por los caminos de Bolivia.

“EL PRINCIPITO”

François-Xavier Bagnoud, conocido en círculos de la nobleza de Francia como “El Principito”, hijo de los condes Albina Boisrouvray Patiño y Bruno Bagnoud, y bisnieto del Barón del Estaño, Simón I. Patiño, murió en las dunas del desierto en Malí la noche del 14 de enero de 1986 a los 24 años, durante su participación en labores de rescate a bordo de su helicóptero en la octava edición del Rally París-Dakar.

Junto al joven piloto fallecieron en el fatal accidente aéreo, el creador del Rally París-Dakar, Thierry Sabine, el afamado cantante francés Daniel Balavoine, la periodista Nathalie Odent y el técnico de radio Jean-Paul Le Fur.

Este incidente fue muy difundido en el mundo entero por el prestigio y fama de François-Xavier Bagnoud, Thierry Sabine y Daniel Balavoine, y debido a la extrañas circunstancias aún no esclarecidas del accidente en las dunas del desierto de Malí, en una noche de tormenta de arena. La tragedia ocurrió en el desierto del Sahel, a ocho kilómetros al sur de Gourma-Rharous (Malí).

BRILLA UNA ESTRELLA

François-Xavier Bagnoud nació el 11 de septiembre de 1961. Estudio en la Escuela de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).

Según crónicas periodísticas, el 14 de enero de 1986, el helicóptero sobrevolaba en una de las rutas del Rally París-Dakar, cuando sorpresivamente fue atrapado en una tormenta de arena. A bordo de la aeronave perecieron el cantante Daniel Balavoine, el creador del rally, Thierry Sabine, la periodista Nathaly Odent y el técnico de radio Jean-Paul Le Fur. El trágico deceso cambió radicalmente la vida de sus padres, quienes se entregaron a causas humanitarias para eternizar su labor de rescate, en este caso de los niños más vulnerables en el mundo.

Dieron vida a la Fundación que lleva su nombre, con la misión de luchar contra la extrema pobreza y los huérfanos de la mortal pandemia del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (Sida).

Su nombre también fue inmortalizado en el Observatorio OFXB ubicado por encima de la aldea de Saint-Luc en Valais, así como por un premio que se concede cada dos años para distinguir los logros sobresalientes en el campo aeroespacial.

Asimismo, lleva su nombre la Cabaña Panossiere (Cabane Panossiere F-XB), ubicada en 2.645 metros en los Alpes (Suiza).

VIAJE A LA LUNA

Tras la triste partida de este mundo, los padres de “El Principito”, aprendieron a convivir con el dolor, aunque el drama, a 27 años, aún está presente.

“Es un shock que nunca olvidaremos”, dijo su padre a tiempo de señalar que existen vínculos invisibles con su entrañable hijo desaparecido.

Para él, el vínculo entre los vivos y el más allá es una certeza. “Con la Asociación François-Xavier Bagnoud, logramos establecer un vínculo con el más allá. Desde el observatorio que lleva su nombre, vemos la estrella y quizás dónde vamos a ir”, señala.

François-Xavier este año habría cumplido 53 años, pero para su madre, la condesa Albina, él siempre seguirá siendo un joven de 24 años, en plena edad de la flor.

Por su parte, Bruno Bagnoud, sostiene que su hijo se dio cuenta de lo que quería, pues no entró en el drama de la edad en el que uno se amarga.

“Tenía el lado bueno de la vida. Para los padres, es un pequeño consuelo. A veces la gente me pregunta por qué lo dejé ir allí, a Dakar, pero yo no tenía ninguna razón para detenerlo. La confianza, era una prueba de amor”, señala.

Finalmente, lanza una reflexión filosófica mezcla de melancolía y resignación: El hombre cree que cada uno tiene su tiempo para llegar a la otra vida. De lo contrario, ¿cómo se podría explicar que en una situación determinada, una persona muere y la otra no? Tenía que suceder. “Es que los jóvenes activos desaparecen”, dice.

En el Rally París-Dakar, François-Xavier Bagnoud Patiño, encontró su destino, y seguirá vivo en las peligrosas rutas donde a cada instante se respira a muerte.

A menudo, Bruno Bagnoud, mira el cielo y recuerda que él y su hijo hablaban de su común deseo de ir a la luna.

“Un día estaba en Estados Unidos, y me dijo que si no tenían entradas para viajar a la luna, porque se iba a comprar en el acto”.

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