lunes, 27 de enero de 2014

Juan Antonio Terán, Jefe del equipo de Nosiglia “Wálter acababa cansado y había que limpiar todo”

Participar en el Rally Dakar demanda mucho esfuerzo, dedicación y dinero. El piloto no solamente se dedica a correr, sino a cumplir otras tareas que son ineludibles para hacer una buena competencia, y eso representa renunciar a veces a horas de sueño y alimentación. Esta experiencia la vivió también Juan Antonio Terán, que debutó este año como jefe de equipo de Wálter Nosiglia.

¿Qué balance hace de su participación en el Dakar?

Se trabajó con seriedad y con un plan en el que se consideran todos los puntos que entran en competencia. Cuando Wálter comenzó esto y me pidió que lo ayude ahí se tomó un buen rumbo. Los patrocinadores tuvieron mucho que ver porque los números son gigantes en un Dakar.

Y para responder bien hay que tener buena preparación física, conocimiento técnico del cuadra, de la navegación, de la que no teníamos ningún conocimiento. Wálter trabajó con ahínco y eso fue positivo.

El tema mental juega un papel decisivo, y creo que es el 80% de cabeza. Nosotros como equipo chico teníamos que hacer casi todo, nos trasnochábamos mientras otros descansaban.

Y en la parte técnica el equipo que se contrató tuvo un buen servicio día a día.

¿Cuánto dinero se necesita?

Los grandes pilotos invierten cerca del millón o millón y medio de dólares, pero en el caso boliviano, haciendo cálculos, se necesita al menos medio millón.

¿Es verdad que le lavaba la ropa y otras cosas a Wálter?

Claro (sonríe), y eso nada tenía que ver con ser un buen amigo, porque cuando empezamos esto no teníamos un pase extra para entrar al vivac (el campamento), así que tuvimos que conseguir uno en Rosario, ni les cuento cómo, pero lo hicimos gracias a la buena fe de varias personas y eso me permitió moverme en todo lado, porque el pase cuesta 10 mil dólares.

Nosotros éramos cuatro personas en el vehículo de apoyo logístico, pero no teníamos ingreso al vivac y eso nos privaba de apoyar a Wálter. Él compartía el Motohome con ‘Chavo’ Salvatierra y Jeremías Israel, tenía un dormitorio sobre la cabina del chofer y otro más o menos, y el tercero dormía en la mesa; el sorteo se hizo por moneda, perdió Wálter contra Jeremías y tuvo que esperar hasta que todo termine para acostarse en la mesa de trabajo (sonríe).

El primer día llegó tarde, con el casco sucio, la ropa empolvada y no lo ayudamos casi en nada, pero estaba muerto de cansancio y entonces teníamos que limpiar todo, incluido lavar los calzoncillos. Además él tenía que revisar la ruta y eso tomaba por lo menos dos horas. Me acuerdo que un día Wálter se acostó a la una y ‘Chavo’ y Jeremías se levantaron a las tres, durmió poco.

¿Cuántas horas duerme y cuántas durmió en el Dakar?

Lo bueno es que no duermo largas horas, me acuesto a la una y despierto a las siete; entonces no me afectó mucho.

¿Algún día de esos cocinó?

No había tiempo para nada, aunque sí había mucha hambre, pero teníamos que aguantarnos. Cuando uno entra en esto no hay lujos, no hay comodidades, tienes que trabajar de todo.

Odio que la gente diga que se está sacrificando por el deporte. Si uno hace algo es porque quiere o le gusta, pero no se está sacrificando, sacrificarse sería dejar la familia, el trabajo, como lo hizo Wálter.

¿Qué anécdotas ha vivido?

¡Ufff! ... muchas. Generalmente entre el vivac y la puerta de ingreso al campamento hay una buena distancia para movilizarse, los grandes equipos tienen motos pequeñas, nosotros íbamos a pie. Una noche el hijo de Wálter se quedó en la puerta cinco horas, caminamos siete kilómetros sin un mínimo de luz.

¿Otras?

Un día se me acerca Juan Carlos Pacheco en Iquique, cuando estaba sopleteando los calzoncillos de Wálter, porque hay cierta ropa que es adecuada y se acomoda a las tantas horas que tienes que estar en el cuadra, y me pregunta “¿No quieres comer?”, ese momento era para responderle dos cosas feas (sonríe).

Otra, voy a la mesa donde estaba el jefe de equipo de Honda Racing Team, y al pasar alguien de un codazo desparrama la comida que salpicó a la gente y ensució la ropa de otros, fue todo un papelón, me sentí incómodo.

La más linda. Un día iba no sé adónde, y delante de mí estaba la camilla en la que masajeaban a Laia Sanz (piloto española), que estaba casi desnuda, salvo la parte íntima, y al verla me quedé asombrado porque vi una espaldota y unos brazos impresionantes, ella levantó la cabeza y mis ojos estaban por salirse de asombro, ella solo atinó a reírse, y yo a ruborizarme.

Usted es ex corredor, ¿correría el Dakar 2015?

No siempre un buen piloto está en el Dakar, esto va más allá, es una situación compleja que demanda mucho trabajo y fundamentalmente dinero, además no es cuestión de 15 días o un mes, es de todo un año, entrenando y hacer competencias previas. Si tuviera todo el apoyo, tal vez.

¿Qué se debe hacer para fomentar el deporte en el país?

El Estado tiene que hacer su rol, que es capacitar a nuestros deportistas y entrenadores en campamentos de largo alcance.

La meritocracia es muy importante y en Bolivia no hay, porque quien grita más fuerte y alto es el que se lleva todo; en cambio en mi gestión como Viceministro de Deportes se premiaba a quien se esforzaba, trabajaba y daba resultados con becas deportivas.

Y a todos los deportistas que están sobresaliendo en el momento, el Estado y la empresa privada tienen que apoyarlos y capacitarlos para que respondan mejor en el campo internacional, eso es lo que se necesita.


Trayectoria

Fue viceministro

Juan Antonio Terán fue viceministro de Deportes en el período 1997-2002. Estuvo vinculado con el automovilismo aproximadamente 10 años.


“Odio que la gente diga que se está sacrificando por el deporte. Si uno hace algo es porque quiere o le gusta.

Juan A. Terán / Asistente de Nosiglia

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