lunes, 20 de enero de 2014

Cuando la política ingresa al campo deportivo: caso Dakar

El 12 de enero, luego del triunfal recibimiento a los participantes bolivianos en el Dakar, en un fastuoso escenario en el corazón de Uyuni, un cronista deportivo que estuvo en el lugar reseñó el hecho “sólo cuando Bolivia se clasificó para el mundial de EE.UU. en 1994 los bolivianos se reunieron en gran cantidad para celebrar algo”. Y le creemos.

Sin embargo, es necesario anotar las diferencias que provocaron la algarabía de los bolivianos. Ese 19 y 20 de septiembre de 1993 la multitud de bolivianos salió a las calles a gritar, llorar y cantar un triunfo concreto: la clasificación al mundial de la selección nacional. En Uyuni la gente hizo lo mismo el 12 de enero al ver la llegada de dos participantes bolivianos al vivac de una de las varias etapas de la competencia. Pero muy lejos estaban los respetables pilotos nacionales de lograr un triunfo o un puesto en los primeros lugares de la competencia.

En septiembre de 1993, la presencia de las autoridades de Gobierno pasó casi inadvertida, seguramente porque no era un año electoral. Gonzalo Sánchez de Lozada y Víctor Hugo Cárdenas, presidente y vicepresidente, respectivamente, estaban al mando del país poco más de un mes.

En cambio, los dos días en los que las motos y cuadriciclos del Dakar pasaron por Bolivia, la presencia del Gobierno y el aparato estatal fue arrasadora. Presidente, Vicepresidente, ministros, viceministros y otros funcionarios estuvieron acompañados de una impresionante cobertura de los medios estatales.

“Una abierta instrumentalización de un evento deportivo con fines político electorales. Si se fija en las transmisiones de los medios estatales, se ha dado más cobertura a los candidatos del partido gobernante que a los deportistas”, aseguró el exvicepresidente Cárdenas, tras recordar que el 94 fue una actitud totalmente diferente, “saludamos y felicitamos a los deportistas, los acompañamos aquí y fuera del país, pero no se montaron shows, ni transmisiones directas, ni fiestas públicas, ni se puso a los gobernantes de principales protagonistas”.

Según Cárdenas, la cobertura del Dakar se hizo al revés, los protagonistas deberían ser los deportistas bolivianos y extranjeros, pero se destacó la presencia de los políticos oficialistas. “Predominó la angurria y desesperación electoral de los funcionarios de Gobierno”, dijo.

Consultado si es verdad que el Gobierno ha utilizado electoralmente el Dakar para beneficiarse electoralmente, Cesar Navarro, delegado nacional de la Agenda Patriótica 2025 dijo que “ya sabemos que esos criterios vienen de la oposición y responden a un sentimiento de envidia, desesperación y ausencia de visión política”.

Navarro no cree que el Gobierno haya hecho uso exagerado de recursos para publicitar el Dakar porque este tipo de competencias generan expectativa y elevado nivel de atención mediática “no solamente en nuestro país. La diferencia es que en Bolivia hubo una fuerte presencia social y los competidores se sintieron agradecidos por la calidad de recepción que les dimos”.

Para el analista político Carlos Cordero, el Gobierno si ha exagerado en el uso de medios y cobertura a la competencia del Dakar. “Ese exceso de publicidad ya es una campaña electoral. El hecho de que el presidente Morales llore, ría, se saque fotos con los competidores, es un intento de posicionar la imagen de un mandatario exitoso, bueno y ganador”.

Según el analista, este uso de medios tiene una finalidad: es netamente electoral. Aclaró, sin embargo, que esto no constituye un delito electoral, pero considera que no es ético, ni moral, ni valiente. “Es una ventaja a favor del candidato Presidente”.

Navarro justificó la presencia del Presidente, Vicepresidente y ministro de Bolivia en la recepción de los participantes bolivianos en el Dakar porque fue resultado de un gran esfuerzo del país el lograr que el territorio sea considerado parte de la competencia.

“El Presidente, el ministro Quintana, el ministro Groux y muchos más han realizado un duro trabajo para lograr esto y merecía una respuesta en esa misma altura”, dijo Navarro.

Para el investigador en comunicación, Marcelo Guardia, al margen del tema deportivo, la transmisión y los recursos invertidos en el Dakar, son parte de una estrategia del Gobierno.

“Se ha sobredimensionado el evento deportivo con fines políticos porque son parte de una estrategia. El Gobierno ya está en campaña electoral desde hace mucho. La entrega de obras y difusión de los logros económicos son parte de una estrategia propagandística, al igual que en el tema del satélite”, aseguró Guardia.

Sin embargo, el comunicador no cree que estas actividades influyan o cambien la intención de voto de la población. “La gente ya sabe muy bien a quién dará su voto”.

Manipulación de sentimientos

Durante los dos días que pasó el Dakar por Bolivia se dijo que la competencia enaltecía el “orgullo de ser boliviano”. Para el exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas eso tiene un nombre: manipulación de sentimientos colectivos. “El mundial 94 quedó muy lejos y tras los últimos fracasos deportivos de la selección el país está dispuesto a un evento positivo. Sin embargo, eso es típico de una mentalidad totalitaria”. El investigador en comunicación, Marcelo Guardia, explicó que con estos mensajes se quieren tocar algunas fibras sensibles del imaginario boliviano como esa costumbre a perder siempre. “De pronto ver este tipo de cosas exalta el ánimo, enaltece el ego del boliviano”.

Para el analista Carlos Cordero, “todo es parte de una estrategia y tiene un objetivo: ganar las elecciones, posicionar al candidato y para ello el medio, el recurso, es reivindicar la identidad, el orgullo y tratar de hacer olvidar los defectos presidenciales, la confrontación y maltrato a opositores”.

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